*Por Luis Corella.
Estamos en una época muy difícil para el pueblo costarricense, donde surgen amenazas por todo lado y el gobierno pretende resolver sus problemas a costa de las organizaciones sociales y la masa trabajadora, volviendo a los viejos tiempos, donde el poder económico era quien decidía sobre todos los aspectos y lo social estaba en un segundo plano.
Un período de privatizaciones, que se creía ya superado, que tuvo su auge en las décadas de los años ochenta y noventa del siglo pasado, aparece de nuevo buscando el debilitamiento del Estado, hablando de desaparecer empresas públicas e instituciones insignia que le han hecho mucho bien al país. Y esto a pesar que en el pasado se pudo ver que eso no resolvía nada y más bien, se empobreció más el país.
El poder adquisitivo de los costarricenses ha venido en picada en los últimos treinta años, a pesar que según los distintos gobiernos, se ha dado una baja inflación que, cuando accede se a los mercados nos damos cuenta que los precios suben a diario, lo mismo que los distintos servicios y los medicamentos. De ningún modo se ha dado mejoría en la economía nacional, aunque quienes ostentan el poder dicen lo contrario.
El malestar es general, la clase trabajadora ya no aguanta más, lo mismo los empresarios ya no saben qué hacer ante tantas imposiciones y decisiones inciertas que toma el Gobierno, más de ocurrencias que de verdadera planificación. Decían nuestros abuelos “que Dios nos coja confesados”, y hoy más que nunca esto es cierto.
* Secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Cooperativas (Conacoop).