EDITORIAL.
La construcción de la confianza es vital para una negociación transparente. Este año, sin duda atípico, ha servido para conocernos más. Para acercarnos.
En medio de la crisis, los sectores productivos del país hemos puesto abajo para construir junto con el Gobierno las mejores soluciones que la coyuntura nos ha permitido acordar.
Tanto en las mesas de diálogo del Gobierno como las de la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular, hemos demostrado apertura y colaboración, tanto desde el Movimiento Cooperativo, como desde los sectores productivos, los gremios, las asociaciones y hasta los actores políticos y religiosos más disímiles.
El pueblo ha respondido. Hemos aportado nuestro conocimiento, nuestro tiempo y sobre todo y más importante, nuestra confianza. Ahora le toca al Gobierno honrar esta
confianza y permitirse la oportunidad, no solo de escuchar, sino de construir, desde la institucionalidad, el ambiente necesario para que salgamos de la crisis entre todos.
Aquí no hay enemigos. Hay intereses encontrados, hay visiones diferentes, hay, incluso, percepciones de la realidad que se contrastan, sin embargo, no hay enemigos, y es bueno que el país se conduzca de esta forma en tiempos de crisis. Lo que pedimos a cambio, señoras y señores del Gobierno, es que honren su parte.
Que no conduzcan con negociaciones y proyectos de ley con doble juego los destinos de la institucionalidad.
Esto lo decimos a propósito del expediente 21.051, que fue dictaminado a marchas forzadas en la Comisión de Asuntos de la Mujer, bajo la premisa de garantizar la equidad de género a lo interno de los cuerpos cooperativos.
A primera vista, el título y la intención del proyecto promueven las mejores prácticas dirigidas a la igualdad en la participación y protagonismo de las mujeres en los diferentes órganos del Movimiento Cooperativo.
Sin embargo, debemos acotar que el proyecto va mucho más allá de un trabajo dirigido a la igualdad de género, y provoca una verdadera distorsión en los órganos cooperativos, tanto de representación, como de defensa, fomento y en las cooperativas de base.
Los ajustes presupuestarios planteados para la creación de un comité nacional vienen a prácticamente desvirtuar el trabajo de la Comisión Permanente de Cooperativas de Autogestión. Asimismo, modifica las partidas que el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo dirige a las cooperativas, y como si fuera poco, propicia una verdadera intromisión en la libertad de asociación de las personas que quieran implementar una cooperativa, obligando a una paridad de género artificial, y no producto del consenso y el libre pensamiento y deseo de las mujeres y hombres que quieran articular una cooperativa como instrumento de generación de empleo.
Por último, elimina de un plumazo al Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas, una organización que existe y trabaja en todo el país por la representación y defensa de los intereses de las mujeres cooperativistas.
Entendemos que hay juegos y cálculos políticos que pudieran llevar a error a las señoras diputadas, por lo que aplaudimos la disposición a escuchar, realmente, a las actoras del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas, así como a los representantes del Infocoop y del Conacoop. También, entendemos y apreciamos el gesto de integrar a la reformulación del proyecto de ley, pese a estar ya en la instancia del plenario legislativo.
Hacemos votos para que las buenas intenciones no se conviertan en errores de bulto y sobre todo, hacemos votos para que las confianzas construidas durante este duro año, no se socaven por movimientos políticos fuera de la claridad en la que todas las partes procuramos y debemos participar.