Una fiesta cívica, llena de orden, apoyo y solidaridad se vivió este 4 de abril cuando sectores y representantes de la sociedad costarricense, incluyendo al Gobierno, empresas privadas, y organizaciones religiosas y civiles como la Cruz Roja, Bomberos, Scouts y Guías de Costa Rica y la Municipalidad de Montes de Oca y su Policía Municipal, se sumaron en apoyo a la ambiciosa iniciativa liderada por el Movimiento Cooperativo Costarricense y Obras del Espíritu Santo.
La campaña, que se extenderá en principio hasta setiembre, busca construir dos torres de habitaciones para jóvenes (uno para hombres y otro para mujeres) en alto riesgo social para darle continuidad a los procesos de inserción en la sociedad, ha generado optimismo y acción comunitaria por parte de diversas entidades.
Con un costo total estimado en $30 millones, el proyecto ha logrado recaudar una significativa suma, gracias a la generosidad y compromiso de diversos actores. Sin embargo, aún se encuentra en la búsqueda de fondos para completar poco más del 60% restante del monto necesario, es decir, unos seis millones de dólares que permitirán materializar completamente la visión.
De allí que el Directorio del Conacoop cerró filas mediante un acuerdo que contó con el apoyo del Plenario de la institución, en representación del cooperativismo costarricense, se metió de lleno a apoyar la causa, que resulta crucial para mejorar la vida de miles de jóvenes, para sacarlos de la posibilidad de caer en el tráfico de drogas o la criminalidad dijo el presidente del Conacoop, Freddy González Rojas.
A la fecha, el cooperativismo ha aportado, a través de diferentes cooperativas, el equivalente en donaciones de más de 40 habitaciones para las torres.
Empresas como Coopelesca y Cooperativa de Productores de Leche (Cooprole, más conocida como Dos Pinos) han mostrado su compromiso con la causa, donando habitaciones y, por ende, esperanzas y oportunidades para los jóvenes.
La iniciativa no se limita a una respuesta inmediata a una necesidad apremiante; también se vislumbra como un modelo sostenible y replicable de intervención social. Esto se evidencia en los planes de expansión del proyecto a otras provincias como Limón y Puntarenas, reconociendo la universalidad del desafío que enfrenta la juventud en riesgo y la necesidad de un compromiso extendido y diversificado.
El proyecto será ejecutado a través de un fideicomiso, garantizando transparencia y eficiencia en el uso de los fondos, una preocupación clave tanto para donantes como para los administradores del proyecto.
Entre los donantes destacan figuras de variados sectores, desde la icónica Maribel Guardia, quien donó una habitación, hasta la iglesia liderada por John Maxwell, con una contribución de $150,000 para la construcción de cinco habitaciones.
La ministra de Planificación, Laura Fernández, en el evento de inauguración, resaltó la importancia crítica del proyecto, no solo para los beneficiarios directos, sino para la sociedad en su conjunto. El Gobierno contribuyó con la donación de 26 habitaciones, como un gesto que subraya la relevancia de la colaboración público-privada en la resolución de problemas sociales complejos.
“La población joven de nuestro país es una prioridad para El Gobierno de la República… Es un proyecto estratégico sensible y esperamos que salga adelante en la mayor brevedad posible”, declaró a La Voz Cooperativa, Fernández.
El Ministerio de Seguridad Pública adoptó el compromiso de poner una alcancía en cada una de las delegaciones del país y solo cantonales suman un total de 98.
El padre Sergio, figura central del proyecto, subrayó la diversidad y la individualidad de los beneficiarios, recordándonos que, aunque distintos, todos merecen amor, apoyo y oportunidades para desarrollar su potencial. Con un llamado a la acción bajo el lema “Nuestra meta no es pedir, es construir, ¿nos ayuda?”, la iniciativa invita a toda la sociedad a ser parte de este movimiento transformador.
