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¿Dos Kilómetros?… No es nada

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*Por Carlos Rubio.

Doña Silvia Castro, rectora de la ULACIT, comparte su respuesta a las críticas que hemos hecho sobre su propuesta para “mejorar la calidad” de las escuelas unidocentes. La señora escribe literalmente: “Más del 50% de los centros unidocentes se ubican a 2 km de otros centros educativos, por lo que, en muchos casos, se podrían fusionar con escuelas existentes, para redireccionar los recursos con el propósito de dotar a esas escuelas de mejor infraestructura y mobiliario, apoyo presupuestario y administrativo, materiales didácticos, espacios de esparcimiento, recursos científicos y tecnológicos.”

¿Qué significan dos kilómetros? Nada para un estudiante de área urbana que viaja en buseta y mucho menos para algún menor de clase adinerada que se transporta en un auto conducido por el chofer de la familia; tan solo tendrá que hacer el sacrificio de levantarse unos minutos más temprano. Sin embargo, dos kilómetros para una niña o un niño de zona rural, con edades de cuatro a doce años, tiene otro simbolismo. Implica que los caminos no siempre están pavimentados y en muchas áreas de nuestro país, como ocurre en Alta Talamanca, ni siquiera existen puentes.

Las personas deben movilizarse según lo dicten las lluvias, las crecidas de los ríos o las sequías pues debe tenerse en cuenta que, en el caso específico de las personas que se trasladan en una lancha llamada panga por el río Telire, quienes saben que cuando baja el cauce, la lancha se pega al fondo. Son aspectos “sutiles” que resultan desconocidos para quienes no han convivido o no han realizado proyectos serios de acción social o investigación en zona rural.

Debe recordarse que tanto peligro tiene una persona menor en el área urbana o en la zona rural y que lo más adecuado es que el centro educativo se encuentre cerca de su casa para asegurar su integridad. También, no menciona doña Silvia en su respuesta, que existen menores con necesidades educativas especiales para quienes dos kilómetros representan una larga y trabajosa distancia.

Dos kilómetros…

Asegura la rectora de ULACIT que “…para esos centros educativos, que ahora serían muchos menos, FONATEL debe asegurar el acceso a ancho de banda y la FOD, los equipos tecnológicos y contenido apropiado, para ofrecerles a estos chicos y sus docentes acceso a una plataforma de educación digital con la totalidad de las lecciones, lecturas, materiales y actividades de aprendizaje del pensum escolar completo disponible. Mientras tanto, sus necesidades pueden ser atendidas con mecanismos de educación remota off-line.” Y así se vislumbra esa visión tan reducida del sistema educativo de creer que todo puede arreglar con mayor acceso a Internet.

Pues no, la situación no es tan sencilla como ella cree: un currículo se compone de experiencias presenciales, recursos tecnológicos, diálogo cara a cara, intercambio de experiencias y creer que aumentar el ancho de banda es la solución tan solo evidencia un desconocimiento descomunal de la realidad educativa.

Por ejemplo, para muchos niños de zona rural es esencial el acceso a los comedores escolares y un plato de comida no se traslada por la banda ancha de internet; nadie puede estudiar con hambre.

Y es que la educación y la pedagogía, como parte de las ciencias sociales, no se resuelven solamente con criterios económicos: lo económico es tan solo un componente. Bien hace el país en invertir 1.267.561,75 colones al mes en el salario de un profesional que atiende a un solo niño (cuando la queja de la señora es que se atienden dos) si ese niño va a estar alejado de la delincuencia, el narcotráfico o la explotación sexual.

El país invierte en dignidad y humanismo y a la postre, se ahorra recursos en el futuro en cárceles y vías de corrección y adaptación social. Ese niño, en el futuro, puede aportar mucho al país.

Me sorprende que doña Silvia, en una especie de berrinche, se deje decir que se encuentra en el centro de un “espectáculo verdaderamente circense” y que se siente víctima de políticos oportunistas y ataques viperinos; tal vez se deba a que dejó en evidencia su desconocimiento y la simpleza con que mira la realidad educativa y reitero, a mí no me preocupan sus opiniones ni la universidad que representa; verdaderamente me preocupa que esas palabras ejerzan algún liderazgo o influencia en las políticas educativas actuales o del futuro.


*Rubio es Escritor, educador y miembro de la Academia de la Lengua

*La opinión expresada en este espacio no necesariamente representa la línea editorial de LA VOZ COOPERATIVA, sino exclusivamente responsabilidad de su autor. 

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